El equipo científico redactor de este primer registro destaca la importancia de los ejemplares singulares como referentes emocionales y patrimonio vegetal 

La sesión de presentación del documento puede visionarse en https://www.youtube.com/live/ZwRsgM4zB_Q

Lanzarote, 28 de noviembre de 2025. “Conservar un árbol es mantener viva la memoria del lugar; es proteger las voces, los silencios y las historias que han crecido a su sombra”. Sobre esta convicción se elaboró el inventario preliminar de árboles singulares de Lanzarote, un trabajo de investigación sobre los ejemplares más significativos, por sus valores tanto naturales como culturales.

Este primer acercamiento al patrimonio vegetal de la isla se presentó ayer jueves en el marco de las charlas científicas “Hablemos de la Biosfera” ante un numeroso público que llenó el Aula Magna de la UNED de Lanzarote, entidad colaboradora de la oficina de la Reserva de la Biosfera.

El proceso de trabajo es una historia de ida y vuelta. Según explicó el director del proyecto, el biólogo Rafael Paredes, la habitual recogida de documentación, las salidas de campo y las entrevistas personales se vieron sacudidas por la propuesta alternativa de las colaboradoras, la geógrafa Famara Guadalupe y la oceanógrafa Gara Goñi, de invertir las etapas “para favorecer la conservación desde la identidad y la memoria”.

Las conversaciones con hasta 28 personas, como Inés Caraballo Medina —cuya familia es dueña de la higuera de Tremesana, uno de los cien árboles singulares de La Macaronesia, con más de 150 años y localizada en el Parque Nacional de Timanfaya—, reforzaron la transversalidad de la identidad en la investigación. “El resultado es un trabajo en el que las cuestiones más científicas o técnicas han perdido relevancia frente a aspectos culturales y de arraigo popular, al ser considerados los árboles como patrimonio vegetal comunitario”, señaló Paredes.

Mirada rigurosa

Esta nueva perspectiva no resta un ápice de rigor al inventario, que contiene información detallada sobre las especies, el porte, el estado de conservación y el entorno de 86 ejemplares singulares, 78 conjuntos y dos rodales silvestres. “A pesar de ser un ecosistema árido y vulnerable, Lanzarote tiene árboles y vegetación; cuesta creerlo, pero en Timanfaya se han contabilizado 1700 matos”, apuntó el biólogo.

En su intervención, Famara Guadalupe destacó la inteligencia del campesino, “que plantó una gran variedad de árboles para hacer despensa, con suministro de fruta en distintos momentos, a lo largo de todo el año”. Gara Goñi tomó la palabra para reiterar el vínculo emocional de los habitantes de la isla con los árboles de sus entornos y animó a recuperar historias vividas “que son un patrimonio inmaterial de valor incalculable”.

En esta línea, Inés Caraballo recordó la generosidad de la higuera de Tremesana: “Era la más grande de Lanzarote y todo el sur estaba pendiente de cuántas cestas se llenaban en cada cosecha. En tiempos de cartillas de racionamiento, tener un árbol era garantizar el sustento familiar”, dijo.

La sesión de presentación del documento puede visionarse a través del enlace al youtube del Cabildo de Lanzarote https://www.youtube.com/live/ZwRsgM4zB_Q y en breve formará parte de la serie de conferencias del ciclo Hablemos de la Biosfera, con acceso libre en la web de la Reserva de la Biosfera de Lanzarote https://lanzarotebiosfera.org/