La Declarción ha sido firmada por 46 científicos en nombre de los más de 200 participantes de las 200 ponencias y comunicaciones de la Conferencia ‘Micro 2016’

Los días 25, 26 y 27 de mayo se celebró en la isla de Lanzarote MICRO 2016, la primera conferencia internacional sobre los microplásticos que se organiza en todo el planeta. Fruto de este importante evento internacional, los 46 miembros del comité científico de MICRO 2016, emitieron en pasados días la que ha sido denominada como la ‘Declaración de Lanzarote’, en nombre de los 632 participantes de las 200 comunicaciones presentadas durante esta conferencia. A partir de las conclusiones de este evento y del material científico y técnico analizado, en la Declaración se resumen los puntos más destacables y el posicionamiento de la comunidad científica internacional respeto a esta problemática mundial. A través del documento, se establece además el primer “hito” para el proceso colaborativo que se iniciará de cara al próximo Congreso, Micro 2018, y como representantes de la comunidad científica, los firmantes hacen un llamamiento al conjunto de la sociedad, al sector privado y al sector político “para tener en cuenta la declaración y pasar del conocimiento a la acción”.

Para eso, afirman que necesitan “colaboración y cooperación, a todas las escalas de local a global, entre todos los sectores y disciplinas, para mejorar el conocimiento, educación y concienciación”.

Con esta declaración la comunidad científica reconoce además su responsabilidad como individuos para “cambiar el comportamiento en lo relativo a la producción y al consumo de microplásticos”, así como la “obligación de informar al conjunto de la sociedad de las implicaciones ambientales, económicas y de salud pública evidenciadas por los resultados de las investigaciones”.

‘Declaración de Lanzarote’

declaracion de Lanzarote

Ver Declaración de Lanzarote

La Declaración de Lanzarote parte de esfuerzos a nivel regional, nacional e internacional, como -por ejemplo- la Convención de Londres (1972); la Convención de Barcelona (1976); la Convención MARPOL (1978); el Plan de Acción de los Mares del Asia Oriental (1981); la Convención de Abidjan (1984); la Convención de Cartagena (1986); la Convención de Bâle (1989); la Convención OSPAR (1992/1998/2002/2005/2006/2007); el Plan de Acción del Noroeste del Pacífico (1994); la Convención de Nairobi (1996); la Directiva Europea Marco de actuación en el ámbito de la política de Aguas (2000); la Convención de Teherán (2003); La Directiva Europea Marco sobre la estrategia marina (2008); el Compromiso de Honolulu (2011); la Declaración de Manila (2012); el Plan Regional de Basura Marina del Mediterráneo (2014) y la Declaración de los Líderes del G7 (2015).

De este consensuado documento, se desprende que “el carácter desechable que ha ido tomando este material en las últimas décadas impacta la mayoría de los ecosistemas del Planeta”.

Según detallan, se han encontrado plásticos en la atmósfera, suelos, agua dulce, mares, océanos y regiones polares, y se ha reconocido un nuevo ecosistema el “plastisferio”, como consecuencia de su aumento exponencial y duradero en los ecosistemas. La inquietud sobre este tipo de polución aumenta sin cesar debido, entre otras razones, a su aún poco conocido impacto a nivel de organismo y de su impacto potencial a nivel del ecosistema. La mayoría de los plásticos son considerados materiales persistentes, ya que no se mineralizan, acumulándose en la biosfera, cada vez más y más, en fragmentos de tamaño cada vez menor.

En la declaración se afirma también que existe una necesidad de mantener y mejorar la relación entre los esfuerzos en investigación y las políticas públicas a nivel regional, nacional e internacional como: OSPAR, NOWPAP, MEDPOL y/o la Directiva europea marco sobre la estrategia marina, entre otras.

Según las investigaciones, se ha demostrado también que “los microplásticos son ingeridos por diversas especies y el riesgo de tranferencia a los humanos ha sido evidenciado gracias al estudio en especies comerciales de peces, moluscos y crustáceos. Las algas también han sido identificadas como un vector de transmisión de los microplásticos a la cadena trófica”.

La coincidencia entre las zonas de alta concentración de microplásticos con zonas de alimentación de organismos acuáticos es alarmante. Este hecho ha sido particularmente demostrado en poblaciones de rorcual común del Mediterráneo, mamíferos varados en Irlanda, tortugas de Chipre y de las Islas Canarias, y numerosas especies de aves.

La escorrentía superficial se ha evidenciado de forma robusta como un vector significativo de transporte de microplásticos, particularmente desde las carreteras en áreas pobladas. Varios estudios confirman alta concentración de microplásticos en lodos de las estaciones depuradoras, poniendo en evidencia la necesidad de mejorar las condiciones de las plantas de tratamiento de aguas residuales y el conjunto del ciclo del agua en zonas altamente pobladas.

De estudios anteriores que identificaban comunidades microbianas en la superficie de algunos plásticos, nuevos estudios confirman este hecho y aportan datos sobre las características y evolución en el tiempo de estas comunidades microbianas.

La modelización aparece como una herramienta complementaria fundamental para identificar las fuentes, los recorridos y los sumideros potenciales de microplásticos.

El aumento de las investigaciones sobre nano-plásticos confirma también el impacto de la degradación del plástico en tamaños ínfimos y la necesidad de mejorar la comprensión de esta nueva temática.

Otro de los puntos destacables de esta Declaración es la ciencia ciudadana que según se explica en el documento, contribuye al muestreo y monitoreo de los microplásticos. Los esfuerzos en participación y educación para mejorar la concienciación sobre el impacto de los microplásticos, contribuyen de forma inestimable en la mejora de la conexión entre el público en general y esta problemática.

Percepciones y representaciones

Trabajar para prevenir y mitigar la polución por microplásticos aporta beneficios más allá de reducir la polución y recuperar la integridad del medioambiente, como pueden ser la mejora de la salud pública y calidad de vida.

Las soluciones tecnológicas como las asociadas a la mejora de los procesos de reciclaje y a la reducción de materiales dañinos son necesarias, junto a la sustitución del plástico por materiales naturales biodegradables.

Debido al aumento de evidencias de las consecuencias medioambientales, junto al riesgo potencial que representan los microplásticos para la salud humana, se debe considerar -según este documento científico- el nivel de responsabilidad de la industria en el impacto de los microplásticos.
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