
LANZAROTE, LA PRUEBA DE FUEGO LA PROVINCIA Sábado, 1 de Mayo de 1999. CANARIAS CANARIAS ALCANZA SUS LÍMITES DE CRECIMIENTO Lanzarote es la joya de la corona. No en vano, ha funcionado desde los años 60 como la mejor tarjeta de presentación internacional de Canarias. Es la Isla inauditamente bella, África minimalista, el esfuerzo agrícola hecho arte, pero igualmente es tierra de alta cultura: Clavijo y Fajardo, la arquitectura señorial de Teguise, Agustín Espinosa. Y ya bien doblado este siglo, es la gran obra colectiva conejera bajo el liderazgo de César Manrique: una obra que en esos años 60 trae, unidos desarrollo turístico y paisaje. Por ahí, la Isla es designada Reserva Mundial de la Biosfera en 1993. Pero, para ese entonces, aquel liderazgo de Manrique no había podido ser sustituido por un protagonismo colectivo en la continuidad del modelo de desarrollo sostenible. A pesar de un amplia conciencia social, la espita abierta a la masificación turística por los acuerdos entre capitales foráneos y alcaldes populistas en los años 80 ha transformado la realidad conejera, disparatando el espacio de la política. De hecho, el virulento debate actual sobre la moratoria turística decretada con urgencia por el Cabildo (y ahora en manos de los tribunales) es claro reflejo de una sociedad en conflicto. Pero es también el adelanto de de un debate sobre el desarrollo, inmigración, medio ambiente, marginación e identidad que pronto se extenderá a toda Canarias.
Antonio G. González Lanzarote vive momentos de crispación. Y es que la moratoria turística decretada por el Cabildo - iniciativa que reduce drásticamente la construcción turística, aunque aumenta la residencia ha dado en la diana. La iniciativa, aprobada por el PSOE, PP y PIL contó con la abstención de Coalición Canaria. Sin embargo, está siendo torpedeada por los alcaldes de esos mismos partidos en Yaiza, Teguise y Tías. Y, a la vez, ni una sola de las direcciones regionales de estos partidos ha querido posicionarse, salvo el PP, que es contrario a esta medida, dejándolo como ,,asunto interno" de Lanzarote. En todo caso, con la citada moratoria, ahora recurrida ante los tribunales, se dio el pasado enero, tras varios bloqueos judiciales, en la diana de un conflicto ,larvado en la Isla a lo largo de los anos 80. Un conflicto surgido a raíz de la quiebra del modelo de turismo de calidad y su paulatina sustitución por otro masivo. Un conflicto, cuyos actores se concretarán en la siguiente entrega, surgido en una sociedad había logrado la armonía y que ahora no sabe bien cómo recuperarla, entre otras cosas porque ha perdido la cohesión interna Y es que aquella sustitución del turismo controlado por el masivo fue, en realidad una marca definitiva que ha beneficiado poco a la sociedad conejera como tal aunque haya enriquecido a promotores locales y, sobre todo, foráneos, que ahora intentan eliminarla. En realidad, la Isla ya se encontraba en la senda del pleno empleo y, sin embargo, lo que los nuevos tiempos han traído es desvertebración social y cultural. Al propio tiempo, tal giro ha aumentado las expectativas del capital foráneo, más si cabe que en otras Islas, pues la alta calidad de Lanzarote como oferta venía dada. A la rápida amortización hotelera de Canarias, se unía el nuevo mordisco de Lanzarote. Y, como consecuencia, ha crecido el peso de los agentes externos - políticos y económicos - en el rumbo de los conejeros como consecuencia, Con carácter general, los datos son definitivos: en diez años Lanzarote ha duplicado sus plazas hoteleras, su población ha aumentado casi en un 50 % -- buena parte a costa de la población foránea - tiene el parque de vehículos proporcionalmente mayor de Europa e igualmente ha doblado su consumo energético. El de agua, por otra parte, ha crecido un 256% respecto de 1986. Y, por último, la generación de residuos ha aumentado también en un 35 % en , sólo seis años. Es, además, según el Gobierno canario, la Isla con más solicitudes de construcción turística en la ,actualidad. El crecimiento turístico ha alcanzado cotas del 14 %, lo cual no sucedió ni siquiera durante los mejores momentos del reciente despertar asiático. Y el crecimiento poblacional tampoco tiene parangón en todo el mundo. Se trata, pues, de escenario fuera de control. Y, sin embargo, la paradoja principal es que los beneficios turísticos se han reducido. No en términos globales, obviamente pero sí en términos unitarios. De este modo, los costes generados por el crecimiento no han sido un buen negocio para los intereses generales, ni tampoco para los empresarios turísticos locales. El margen de beneficios es menor y sólo crece para el que dispara el tamaño de su negocio. Pero ni aún así. Gerardo Fontes, presidente de Aetur, la principal patronal del sector, constata que "aún no hemos recuperado los precios del 89. Y es que el turismo masivo, en el proceso actual de concentración de capitales en esta primera industria mundial, aleja a los conejeros del control de su economía. Lanzarote tenía la lista con precios más altos, dada su alta calidad. Pero eso se está acabando. Dos ejemplos bastan, aunque la lista recogida es para abrumar. "Los grandes renta a car están ya estudiando desembarcar en Lanzarote. Se trata, claro está, de una apuesta fácil y sin riesgo para ellos, dado su volumen de negocios. Llegan, tiran los precios con cargo a sus costes, copan un tercio del mercado rápidamente y destruyen el tejido local". En cuanto a los apartamentos, ocurre tres cuartos de lo mismo. "Hay ahora bungalows que salen por día más barato que el alquiler de dos hamacas en la playa. Así no hay forma, salvo que todos nos apuntemos a la cantidad, dejando la calidad, y destruyamos la Isla en diez años". En consecuencia, Lanzarote sufre de vértigo. Ésta es la principal consecuencia de las encuestas sociológicas realizadas. Vértigo por la pérdida de control sobre sí misma, vértigo por estarse convirtiendo en el escenario de negocios ajenos a las necesidades sociales de la Isla a costa de la propia Isla. Vértigo por estarse convirtiendo en el escenario de negocios ajenos a las necesidades sociales de la Isla a costa de la propia Isla. Vértigo por que, además tal cosa sucede en el peor de los momentos: cuando existe en Canarias una auténtica fiebre por blanquear el dinero negro antes del 2002, extremo que ha hecho aparecer en la Isla capitales de diversa índole. Y cuando existe también la posibilidad de materializar beneficios fiscales - es decir, ganar dinero gratis -, en suelo y construcción turística, lo que constituye las mayores perversiones de la Reserva de Inversiones. Vértigo por último porque el disociamiento de la política conejera, consecuencia del citado cambio de paradigma en los 80, ha llevado a tal nivel de enrarecimiento a los ámbitos de decisión que es prácticamente imposible consensuar una postura común entre partidos. Ni entre empresarios, ni entre ecologistas. Y, sin embargo, algo debe estar llegando al límite cuando es la mayoría de los conejeros la que, aún a pesar de este clima político, reclama echar el freno. Cuando se atisba la vuelta de cierto protagonismo colectivo. Pero es éste un freno que, paradójicamente, nunca estuvo tan lejos de poder echarse.
Un laboratorio incierto. Lanzarote se constituyó en Reserva Mundial de la Biosfera en 1993. En principio, esta declaración no obligaba a nada concreto, aunque se partía de la consideración de que había de servir para fomentar la biodiversidad, el medio ambiente, más desde una óptica conservacionista. Sin embargo, la nueva orientación dada en el seno de la UNESCO al programa MAB (Hombre y Biosfera), del que depende la red mundial de zonas declarados supone un cambio. Hasta entonces, las zonas declaradas eran reservas naturales (por ejemplo, el parque de Yellowstone en EE.UU, el Gran Gobi en Mongolia, la región del lago Baikal en Siberia .Y la tarea era, en realidad, fácil: pura conservación. Sin embargo, a partir de los 90 se ha pretendido incluir como tales reservas espacios más o menos complejos, donde haya de compatibilizarse desarrollo económico y medio ambiente. De este modo, se trata de convertir a las reservas con tales condiciones en auténticos laboratorios, asumiendo los riesgos, los conflictos y las contradicciones en favor de soluciones de alcance general. Pues bien, el principal, hoy en día, de estas reservas de esta segunda fase del programa MAB es Lanzarote y, después Menorca. Así lo constata Tomás Azcárate, vicepresidente del Consejo Internacional de Reservas de la Biosfera, para subrayar que, en realidad se trataba de adaptar el modelo a las conclusiones de la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río. De este modo, lejos está el considerar la reserva como galardón o bandera azul, con que cuentan los empresarios como reclamo de calidad para el negocio turístico. En este sentido, la llamada moratoria turística es el primer objetivo de la oficina de la Reserva de la Biosfera en Lanzarote. No a modo de talismán, sino como expresión real para un mínimo margen de actuación.
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